domingo, 11 de marzo de 2018

Yo misma

A Daniel.


No me guardo la frivolidad
en los bolsillos,
no es necesario que me veas mecerme
con audacia en los lugares cómodos,
ni ocultar cuando despierto
el temario de mi sueño de anteanoche.

Descanso más lúcida que nunca,
pero no sobre los laureles,
reposo en el diminuto tramo que nos separa
y que no me asfixia.

No necesito contarte que he madurado,
(sabes mejor que nadie que no es cierto)
y que no creo en dios y sin embargo
canto aleluyas por el destino que no une.

Impenitente me enrolo en los ¨ismos¨
que colman mi lenguaje
y ante el menor temor a exponerme
me escondo detrás de un cigarrillo.

Delante tuyo, sin embargo,
mi rudeza se vuelve ternura
y bailo y canto desbordante
de ridiculez y desvergüenza.

Qué extrañado me mirará el malevaje,
me has admitido entera
y ahora intento
no perderme en los extremos,
no odiarme ni un poco,
no hacerme daño,
no disolverme en las pérdidas
y crecer de la forma menos contradictoria posible.

No escondo en los cajones
aquello no me animo a ver siquiera,
ya sé que puedo
(gracias vos lo he entendido):
encerrar en mi manos los fantasmas
soplarlos despacito
y convertirlos en luciérnagas.  

sábado, 2 de diciembre de 2017

14

¿Debiera ser mi consuelo un cielo
idéntico al cielo en el que creías?
¿Existió un después donde algo
de todo el dolor que sentiste
te pudo ser compensado?
¿O en ese momento compartido,
cuando frente a mi respiraste
por última vez,
te retiraste para siempre
de todas las existencias probables e improbables?
¿Qué forma tomaste cuando dejaste
de ser la imagen 
que anhelo se incorpore ante mi de nuevo,
ya sea en sueños, alucinaciones
o en un audaz viaje por el tiempo?
¿Ese fue el final o fuiste testigo
de la catástrofe desatada en nosotras,
en mi,
que aún trato de adormecerme para olvidar
que nunca podré acostumbrarme a esto?
¿Se desintegró también tu consciencia,
o me escuchas hablarte de las cosas de siempre?
¿Te quejas de que no pare de escribirte?
¿Querés que empiece a decir otras cosas,
o entendes que de pronto
lo que fuiste y lo que quedó en suspenso
es más importante que cualquier otra cosa en esta vida?
¿Intercedes por mi ante tu dios
para pedirle que me de calma
y que me alivie?
¿Le preguntas por qué no escuchó
cuando le rogaba por mas tiempo?
¿Me ves todavía atascada en ese cuarto,
agarrada de tu mano,
prometiéndote imposibles?
¿Está ocurriendo en algún sitio,
que te resulta accesible,
todo lo bello que vivimos?
¿Te estoy abrazando ahi?
¿Podrás verme el dia que sea madre,
cuando todo eso que me escuchaste 
proyectar en voz alta ocurra
y los años se sucedan con buenas y malas
ante nosotras?
¿Estarás de alguna forma al lado mío
cuando sea yo quien muera?

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Margarita



El hilo de Ariadna me lleva
a días remotos y comunes:
tu voz anunciándose desde el patio,
los anteojos negros aún adentro
y el cafecito asqueroso que te hacía y qué tomabas
como si estuviera bien hecho.
Hasta allí me lleva,
o a otro día:
una tarde cualquiera en tu casa,
el pasillo infinito y tu sonrisa
recibiéndome con la puerta abierta.
Parecías mitológica,
habías vencido al fuego y a la muerte,
y toda la verdad simulaba
ser una parte definitoria de tu esencia
cómo tu antojo,
o tu carraspera o tu ojo lagrimeante.
El hilo de Ariadna me enreda 
y no hay mas recuerdos que aquellos
en los que estabas aún como una margarita más de tu jardín,
o como la mujer ansiosa y ordenada
y graciosa y pesimista
e inolvidable 
que eras donde quiera que te piense.
Ya no tienen temario mis poemas,
creo que deberías saberlo,
desde entonces y en este laberinto
recurro a tu sol y tu imagen
que ya no irá cambiando con la mía 
pero que es parte de mi
inexorablemente.

jueves, 1 de junio de 2017

.

Tu poder de hada
encendió mis átomos.
Todo el amor que me diste 
me iluminó,
me transformó.
Acurrucada como al principio,
en vos,
podría haber estado milenios,
pero fue tan poco tiempo...
Y sin embargo 
tu poder de hada
y tu amor
encendieron en mi una llama infinita.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Como Orfeo

Je creuserai la terre
Jusqu’après ma mort
Pour couvrir ton corps

D’or et de lumière.
Je ferai un domaine
Où l’amour sera roi,Où l’amour sera loi,Où tu seras reine.
Ne me quitte pas…”
Jacques Brel



Eurídice,
cegada por el perfume de las margaritas
y por la ambición de oír a tu voz decir mi nombre,
he venido a buscarte
para develar la verdad contenida
en las últimas palabras que te dije.
No puedo solo desearte un plácido sueño,
un adiós con fresias,
ni conformarme con aquello
de atesorar el tiempo compartido.
Mis manos se quedaron sin fuerza
y mis versos no hacen otra cosa
que dirigirme al lugar donde te encuentras.
No temo al castigo de los dioses,
navego como una autómata
por sitios recónditos
creyendo que es posible encontrarte,
mirarte una vez más,
integrar la materia
y volverte hacia mi espacio.

lunes, 20 de marzo de 2017

Disforia

Hubo un tiempo, no tan lejano,
en el que el dolor se limitaba 
a ser el pie derecho enganchado
en los rayos de la bicicleta
y las pérdidas se trataban 
de perritos que corrían estrellas.
Absurdo pensar que creí 
que el corazón se rompía por un hombre,
o que desperdicié versos
en pasiones que hoy me resultan fictas.
El miedo era un pinchazo,
o un aplazado en la libreta,
o la insinuación del cuerpo que tapaba
para no provocar a ningún lobo.
Parece que fue hace un siglo
pero tan solo unos años atrás 
las mujeres de mi casa estaba vivas
y la muerte no se representaba
ni siquiera en las peores pesadillas.
Todo era porvenir, nada incompleto,
la perfección estaba al alcance de la mano
y las voces que hoy añoro resonaban cotidianas, inagotables,
haciéndome creer que aquellos días 
no se terminarían nunca.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Pasa

Cuelgo desde el techo,
muda y degollada.
Una gota irrefrenable de sangre
que trae consigo un caudal de nones,
golpea contra el piso y suena
a un estrépito de hipótesis trágicas
que se agolpan y ocurren,
se agolpan y ocurren ahora,
no en las fatídicas pesadillas de pasado mañana
Ocurren ahora,
como si no quedara más tiempo
para desangrarse.