Me escapé de mi casa
y fui por la mañana
hasta la plaza grande,
y anduve entre el merengue y los copos de azúcar
corriendo sobre flores
besando el aire…
Y quedé fascinada
con el carrusel nuevo
que en rosas y dorados
me invitaba a montarle.
Y anduve dando vueltas
sin ver lo que pasaba,
extasiada en su juego
mientras se iba la tarde…
Cuando cayó la noche
y él se quedó inmóvil,
yo buscaba el retorno
y no supe encontrarle,
y entre todas las sombras
que lo iban poseyendo
el bello carrusel
comenzó a asustarme…
La plaza tenebrosa me iba pareciendo
el temor me invadía hasta paralizarme…
Y debajo de un banco,
llorando en un aullido,
me recosté a esperar
que alguien me rescatase.