Me gustaría hoy estar ausente
en las bravuras cruciales del despecho,
caer azul y olvidadiza
sobre el manto caliente del recuerdo,
y dormir, callada y constelada,
en la estrella más lejana a tu silencio.
Nacer sutil en la sombra o al sol,
verme distinta a la que soy ahora,
me gustaría rodear de indiferencia
el retrato que en su color te nombra
y abrasar con las llamas de mi llanto
otro llanto, otro cáliz, otra boca.
Sentirme fuerte, impetuosa, decidida,
sentirme ser yo otra vez y al mismo tiempo
ser otra, jugar a no tener presente
cuán grande es tu gesto más pequeño.
Me gustaría hoy que no existiera
un convaleciente amor desfalleciendo.
Pero es gris la tarde y hay ausencia
otra vez de tu aroma aquí en mi lecho.