lunes, 19 de marzo de 2012

Cartas

.Despiadadamente eternos
sobre el carbón que late
sin transformarlos,
ni disolverlos,
los vestigios de tu pulso
existen aun
en los irrompibles papeles
que amparan tus palabras.

8 comentarios:

J José dijo...

Nada es del todo así.
Nada es eterno.
Vives de un cierto modo,
te abroquelas,
te rodeas de atentos centinelas
y tan pronto eres cruel como fraterno.
Vas guiando tu propio desgobierno,
cruzas un vado y otro,
sobrevuelas tu terror,
y usas todas las cautelas tratando
de no ser duro ni tierno.
Caminas, oyes, ves, sufres en vano,
ríes, o a veces lloras.
Y una mano toma de pronto el curso de tu historia.
Cómo cambias: de modo inesperado
estimas diferente lo estimado.
Y más te importa un beso que la gloria.

J.P.F

Luna Arena dijo...

Es cierto, inmortalizadas quedan las palabras cuando se escriben en el papel de la memoria, y se usa al corazón para dejar marcadas las sensaciones.

Gabriela dijo...

las letras escritas tienen una persistencia ineludible...

More dijo...

Hay cosas indestructibles, es verdad.
Abrazo para ti.

Dylan Forrester dijo...

Amo esos impulsos capaces de profanar la hoja en blanco.

Saludos :)

Tamyka33 dijo...

Esas cartas que se vuelven indestructibles porque no nos atrevemos a romperlas.

Hermoso poema, muy directo.

Un abrazo,

Tamara

Mitch dijo...

Labios entintados que tragaron las letras de tu nombre, dejando el espacio blanco de mi olvido entre tus hojas.

Literata, un placer leerte de nuevo despues de tantos años, hoy a mi regreso es muy grato saber que sigues esciribiendo. Te dejo un gran abrazo.

Mitch (alias Asrham Rayuek)

Muchacha con sombrero dijo...

Siempre es encantador leerte, me identifico mucho con vos!

Un abrazo