viernes, 6 de octubre de 2006

Dos poemas de amor dos.



I


Cuánto deseo que sueñes conmigo esta noche
y te despiertes sintiendo mi perfume en la almohada,
que la sensación de lo cercano te persiga,
y vos hagas fuerza con la frente para recordar detalles
que llenarán la atmósfera de añoranzas.
¡Cuánto quisiera que sueñes conmigo!
que a la mañana pienses que me querés en serio,
que sientas aun quemando mi beso subversivo
volteando las leyes de la inconsciencia y los deseos reprimidos.


Que cuentes en ayunas el encuentro
y lo rememores hasta la noche siguiente.
Que sueñes conmigo… con eso me conformo.






II


No corresponde según la teoría de los tiempos
que te quiera de esta forma sublime y eterna,
no es lo debido este amor sin normas o escaparates
deslizándose por la mesa hasta tus ojos enfrentados,
actuando sin el más mínimo disimulo
en el cuarto olor rosa que nos encierra.
Pero eso de no acatar los artículos dispares
y soñarte sin ropa y cerca mío,
no es delito ni traición a la patria,
es un romance naciendo consentido,
avasallando los compromisos que existían
y que has borrado con tu simple deseo.

Hoy te amo.

Tuve miedo a la inmensa soledad dorada
que colgó tu silencio sobre mi puerta
y continué aún sin mapa o brújula
por el camino inseguro del abandono,
del absurdo espacio en donde alerta
me esperaba el fragor de tu dulzura.
Hoy te amo otra vez, de nuevo
(no sé si dejé de hacerlo en otro tiempo)
El temor se me escapa de los labios
y tu beso interrumpe el mea culpa.