lunes, 26 de diciembre de 2011

Tarde

Absorta ante tu presencia irreverente
que no me permite
despoblar la habitación
de un solo beso
ni responder a tu confesión escrupulosa
que yo también.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Deseo



Despojarme de todos los silencios
que me invaden en un arrebato
cuando en la proximidad solo puedo
perderme en el índigo que me enceguece,
y locuazmente idear las palabras
que me sellen en tu memoria de una vez por todas.

Conocer algo más que la prolongación de tu nombre
que vuela en mi mente acariciando el viento,
descifrarte sin adivinanzas
y no permanecer petrificada
ante la inmensa extensión
de la breve calle que nos separa.

lunes, 18 de julio de 2011

Así fue.

Ni azules calamidades sonoras,
ni significativos hechos.
No se volvió un caos cada cosa
que insalvablemente nos ataba,
ni se disolvió ante los eventos
tan puntillosamente planificados.

No existió un pánico extremo,
ni la inminencia del abandono
me llenó de imágenes el espejo.
Simplemente un día
(del que ni siquiera sé la fecha exacta)
me doliste menos
y menos,
y menos.

Sin que la brisa del olvido me despeine
y ande bañando todos los rincones
con su indolora esencia,
no hubo ni magia ni milagros.
Sencillamente un día
(que parecía idéntico a los otros)
caí en la cuenta de que el amor
se había evaporado.

lunes, 23 de mayo de 2011

Muda

Tal vez no tenga nada que decir.
De pronto ocurrió lo irrenunciable,
y el estrepitoso acantilado se extendió infalible
bajo mis pies descalzos.
En mi orilla se secaron las letras,
se enmudecieron las rimas asonantes
y la voluntad se esparció sobre la piel
para que las ganas de vos se acallaran.
Supe que nunca fui algo posible
ni figuré el amor ni la respuesta.
Acromática me trasladé sobre el recuerdo:
todo, todo, todo había sido mentira,
tendría que reinventarme y anestesiarme
para mirarte a los ojos sin que duela.
Las hojas siguen pintadas de blanco.
Me has arrebatado las palabras.

lunes, 4 de abril de 2011

No soy.



“Nunca creí que me abandonara
como se abandona lo que no se ama”
Alberto Cortez.

Y me fui desintegrando
como se desintegran las cosas que de pronto no existen,
dejando pedazos de mí por todos lados,
desovillándome en forma desprolija:
un poco por acá, donde pensé que estaba,
y un poco al lado tuyo, donde nunca estuve.
Me deshice en preguntas, una y otra vez,
y me rehíce en respuestas sádicas
para demostrar que no me habías vencido.
Me fui desarmando y conmigo
los nombres,
los lugares,
las fechas,
el amor tal vez…
Sí, también el amor,
aquel amor que nunca me tuviste.

jueves, 17 de febrero de 2011

Hasta mañana.

Dio la hora en todos los relojes
que al revés caminan encubriendo
la luna aterrizada en la vereda,
la casa anegada,
los temores disipados
y las manos que memorizan
los cuerpos que nunca hemos tocado.

lunes, 17 de enero de 2011

Morir.


Es tarde.
Detrás la ventana oculta
el sol que tropieza contra los ladrillos.
Yo, en aletargadas conjeturas me demoro
y repaso una vez más con la mirada
aquellas cosas que en realidad no veo.
El epicentro esta aquí,
donde el dolor atrofia los relojes,
donde la ciudad me es ajena y el desamor
se vuelve inconmensurable.
Es tarde.
Muta el astro mientras yo ruego
que el sueño llegue precipitándose
y ya nunca claree de nuevo.

sábado, 15 de enero de 2011

Laura


“ Y cómo siento que no estés aqui, acompañándome en la soledad,
si tu pudieras regresar a mi
los dos tendríamos con quien hablar”
Fernando Porta
Traspasándome,
en las historias inconclusas
de las que anoche me hablabas en sueños,
en las fotos inmutables
atesoradas entre cajones,
y  en cada letra del cuento que transcribiste
(el cuento aquel que nunca había leído)
en todo espacio mío,
en los espejos,
en el primer pensamiento del alba
y en los postreros susurros de vigilia…
Etérea, diáfana, inquieta,
mi amada Laura, omnipresente.