lunes, 20 de mayo de 2013

La casa inquisidora



  A veces la casa me pregunta
si volverá a escuchar el eco
de tu carraspera,
si las personas se rompen como las cosas
y van a dar al tacho de la basura.

Me pregunta a dónde fueron a parar los pies
que ya no suben las escaleras,
el cuerpo que no ocupa los sillones,
la cabeza que no está en la almohada.

Los placares despoblados no amontonan tu esencia
y la mirilla recibe otros rostros, nuevos,
que no podemos recordar siquiera.
Ninguno es el tuyo.

La casa me pregunta si acaso
habrás olvidado el camino de regreso
si el amor se va como el otoño,
si se desgasta en un polvillo errático.

No quiere ser un hogar, no puede.
No con tu ausencia bajando las paredes a mazazos.

Por eso me voy, dejándola vacía
y cierro la puerta
y tiro la llave.