viernes, 17 de agosto de 2012

Desmemorias.




No me acuerdo el numeral exacto
de la casa de la calle Uriarte
ni si habías dicho o no
(o si yo había confiado)
en eso que tal vez habías dicho.

Nada me es inequívoco,
ya no puedo asegurar ante los ojos
enormes que me comen a preguntas
si fue cierto aquello
de que se derrumbaron las leyes de la física
y que traspasando todos los planos
llegaste hacia mi quién sabe
proveniente de qué sueño de mi infancia.

No hay evidencia alguna
que traduzca el corolario
de tu voz atrapada en el contestador
del teléfono aquel que yo tenía,
tu voz diciendo algo
que recuerdo de manera imprecisa  
sobre una mujer inquebrantable.