domingo, 5 de octubre de 2008

Angustia

Tal vez no tengas mayor astucia
que la de hilvanar las frases musicales
que escapan de tu voz dulce,
con los halagos redireccionados
que estrellas contra mi como granadas.


Y detrás de los cristales de tus ojos
haya ojos tan comunes como el hambre,
nada de esa luz incandescente
que vi la noche en que no te acercaste,
nada de la originalidad idealista
que sembré en tu nombre como una esperanza.


Y en tu robusto cuerpo al que me aferro
cuando en mis sueños te veo desorientado
no hay quizás una chispa del fuego
azul e intenso con el que me quemabas.


Entonces te inventé como a mis héroes,
entonces deformé tus señales,
elaboré tus diálogos como en un personaje
y por tus cristales aumenté las virtudes
que vos con tus acciones jamás me demostraste.