sábado, 25 de abril de 2009

Res nullius (31 versos)

De nadie como el infinito.
De nadie, o al menos, nunca mío.
Sólo tengo para depositar en cualquier parte
este amor que parece salirseme del cuerpo,
sólo la profecía del golpe gigante
contra el muro de mis cuestionamientos.
.
Y tal vez recuerdos amontonados
que me asechan por todos los rincones,
prometiendo ser mañana
el ejercicio cotidiano de añoranza
de los breves momentos en que pude
ser el arte de tu biografía.
.
Y tu presencia de vidriera
que mostraba todo lo que hubiese deseado
con el enorme privilegio de poder
contemplarte en silencio desde afuera
o dejar que mis torpes palabras
se estrellen contra el vidrio irrompible.
.
Sólo tengo lo que me perteneció algún día
que son tus frases entrando por la ventana
y poblando mi casa con ternura.
Entonces, más allá de los reproches,
de todas las preguntas sin respuesta,
tampoco podré hacerte a un lado
cuando la triste realidad me agobie.
.
No podré lanzarte hacía el pasado,
ni suturar las marcas que me dejes,
ni dejarte, como podía hacerlo
con todo lo que alguna vez fue mío.
.
De nadie, como el infinito. De otros.
De todos. Pero nunca, nunca mío.

jueves, 2 de abril de 2009

Te dejo

Te dejo con tu indecisión y tus palabras
que llenaron de promesas mis repisas;
con tu fuego, para que no me incendie
en las largas e insomnes noches venideras.


Te doy, para que guardes en tus manos,
tu perfume que retumba entre mis sábanas,
y el cofre que contiene los detalles
de esta historia de amor inconclusa.


Te dejo con tus ficciones y tus apariencias,
sin ésta presencia que desencajaba,
desequilibrando la estática
del juego de traición al que ya no me presto.


Te dejo con la incógnita eterna
de pensar lo maravilloso que podría haber sido
si aquella mañana en vez de marcharte
hubieras decidido quedarte conmigo.