lunes, 8 de abril de 2013

Celia



Una voz que no llega.
Quién sabe en qué sitio
recóndito ha quedado,
pequeña,
la última palabra que dijiste
y que tanto tiempo resonó en mis oídos.

No es cierto, pienso,
que todo ha sido tan irremediable,
que todo del todo ha terminado,
que ya no habrá
mañanas de golpear la ventana,
mate a las cinco de la tarde,
ni tu voz resonando
como cada día
al otro lado del teléfono.

No es cierto, pienso,
que no estás conmigo,
que ha quedado tanto desamparo,
tanto espacio vacío al que no puedo volver
ni en sueños.

No es cierto
que morirse sea así de sencillo,
tan sencillo como irse del todo
y a su vez quedarse en todos lados.

No, no es cierto.
No quiero que sea cierto.