miércoles, 29 de mayo de 2013

Pedro y Olivia



Soy solo esto.
En el lazo irrompible que nos une
entiendo que he venido
con el sublime cometido
de admirar el gesto diminuto
que van inventando segundo a segundo
y que contemplar la paz de sus sueños
es mi triunfo más avasallante.
Que en la sonrisa de cada uno de ustedes
veo como van derrumbando
las cosas que antes eran sustanciales,
centrando todo en la inocencia
de una niñez recién nacida.

Soy solo esto:
el abrazo con el que intento retenerlos
para que crezcan muy despacio,
la atención con la que intento grabar en mi
el milagro que inauguran cada día,
la fuerza increíble de mis pensamientos
que desean que el tiempo se detenga
y que sean inmunes
a todos los dolores de este mundo
que era gris, ausente y entristecido
hasta que ustedes llegaron a habitarlo. 

lunes, 20 de mayo de 2013

La casa inquisidora



  A veces la casa me pregunta
si volverá a escuchar el eco
de tu carraspera,
si las personas se rompen como las cosas
y van a dar al tacho de la basura.

Me pregunta a dónde fueron a parar los pies
que ya no suben las escaleras,
el cuerpo que no ocupa los sillones,
la cabeza que no está en la almohada.

Los placares despoblados no amontonan tu esencia
y la mirilla recibe otros rostros, nuevos,
que no podemos recordar siquiera.
Ninguno es el tuyo.

La casa me pregunta si acaso
habrás olvidado el camino de regreso
si el amor se va como el otoño,
si se desgasta en un polvillo errático.

No quiere ser un hogar, no puede.
No con tu ausencia bajando las paredes a mazazos.

Por eso me voy, dejándola vacía
y cierro la puerta
y tiro la llave.