martes, 9 de julio de 2013

Cuento

Me escapé de mi casa
y fui por la mañana
hasta la plaza grande,
y anduve entre el merengue y los copos de azúcar
corriendo sobre flores
besando el aire…

Y quedé fascinada
con el carrusel nuevo
que en rosas y dorados
me invitaba a montarle.
Y anduve dando vueltas
sin ver lo que pasaba,
extasiada en su juego
mientras se iba la tarde…

Cuando cayó la noche
y él se quedó inmóvil,
yo buscaba el retorno
y no supe encontrarle,
y entre todas las sombras
que lo iban poseyendo
el bello carrusel
comenzó a asustarme…

La plaza tenebrosa me iba pareciendo
el temor me invadía hasta paralizarme…
Y debajo de un banco,
llorando en un aullido,
me recosté a esperar
que alguien me rescatase.

5 comentarios:

Roberta. dijo...

Hermoso!!!!,por suerte de lo triste que es la desilusión,vos tenes la fuerza para salir,sin que nadie te rescate.

María Noelia Ibañez Echevarría dijo...

buenísimo!!!

Anónimo dijo...

Parece cuento que siempre estuvo ahí,
pero... si lo vi y me lo dijiste...
Y si hasta amargamente lo escribí,
culpándote errónea y despiadadamente...
Vuelvo la mirada entre mis dedos
y otra vez lo veo,
ahora cada vez más claro y más nítido.
La secuencia es tan obvia, tan manifiesta, que estremece.
Agarro mi abrigo y salgo corriendo con mi revelación a cuestas.
Mi mente se pierde nuevamente en laberintos por los que rastreo el momento de la incertidumbre,
tratando de llegar al punto en que nuestros caminos se bifurcan.
Te busco en todos los rincones,
pero ya te has ido,
cansada de esperar, deshecha.
Llena de miedos, que ahora te impiden ver
que para reencontrarse,
primero hubo que perderse.

uniformes para medicos dijo...

Me parecio genial este cuento!

J.H. dijo...

Siempre al final de un día brillante y soleado cae indefectiblemente la noche. Y a veces se hace muy larga y fría. Esto no lo tenías pensado ni bien te encandiló la mañana radiante. Y ahora sentís frío y miedo...Solamente de corazón te digo: espero que la noche no se te sea eterna.